Mi amigo el miedo… Estarás pensando…” ¡Pues vaya amigos tiene esta chica!”
Es como ese amigo tan sincero y tan claro que no se anda con paños calientes y que te dice las cosas a la cara; que aunque en el momento te duelan, en el fondo lo está haciendo por tu bien.
Y es que el miedo también tiene su intención positiva o adaptativa, no viene sólo para fastidiar. Nos protege de posibles peligros, quiere evitar que arriesguemos demasiado por si perdemos, no le gusta la incomodidad y por eso nos intenta mantener en nuestra zona de confort.
Todos tenemos miedo a algo, es natural. Algunos son muy comunes como el miedo a las alturas, a los espacios cerrados, a volar, a navegar, a la oscuridad, a algunos animales, … otros son más personales como el miedo a ser juzgada, miedo al fracaso, miedo a que se rían de ti, miedo a tener éxito, miedo a la crítica, miedo a no ser suficiente, miedo a la soledad, a las falsas amistades, a que nos hagan daño, … ¿Sabéis que incluso existe el miedo al miedo? Pues sí, se llama fobofobia.
Los miedos más profundos
En este artículo quiero centrarme en esos que como digo, son más íntimos y que también se suele hablar menos de ellos.
Quiero hablar de ellos porque yo los tengo todos, lo reconozco. Un día aparece uno, otro día me encuentro con otro, algunos son más fuertes y consiguen bloquearme y otros días me río de ellos.
Estos miedos son retorcidos y puede que nos cueste identificarlos, ponerles nombre. Parece que algo nos hace sentir incómodas, lo evitamos, o nos distraemos con otra cosa cuando sentimos un cierto peligro. Pero si no hacemos el trabajo interior de analizarlo, no dejamos de sentir esa inseguridad.
Cuando les plantamos cara y nos enfrentamos a ellos, empiezan a perder fuerza y poco a poco esa fuerza que ellos pierden, la ganamos nosotras.
Sé que muchas veces crees que no puedes, que es superior a ti y que lo llevarás en tu mochila toda la vida y lo sé, porque como digo, a mí también me pasa.
No se trata de vivir sin miedo, no conozco a nadie que viva así y si existe, es un kamikaze. Se trata de seguir adelante a pesar de él. Pero es importante entenderlo, tomar consciencia de qué es eso que nos paraliza y de qué nos quiere proteger o avisar. Y esto nos ayudará a conocernos mejor, lo cual repercute en nuestra autoestima.
Muchas veces somos nosotras quienes lo alimentamos con esa súper herramienta que nos ayuda y nos alegra la vida la mayoría de las veces, que nos impulsa y nos ilusiona pero a veces también nos traiciona: la imaginación. Nos convertimos en directoras de una peli de terror.
Como cuando de pequeñas nos convencíamos de que había un monstruo debajo de nuestra cama o dentro del armario y empezábamos a visualizar escenas en las que nos comía de las maneras más retorcidas. (Esto cambió un poco cuando vimos la maravillosa película Monstruos S.A.).
Siempre podemos utilizar esta imaginación de manera positiva para conseguir lo opuesto a ese miedo, o al menos para calmarlo.
Otras veces no hace falta darle muchas vueltas, simplemente nos paraliza. Nos bloquea y no nos permite continuar con lo que sea que queríamos hacer. Esto es un problema porque nos limita y seguramente, nos impide lograr objetivos o disfrutar de momentos que deseamos vivir.
Cómo lidiar con mis miedos
Para ponerles nombre a esos miedos y empezar a enfrentarnos a ellos, tenemos que hacernos preguntas. Y responder de la manera más sincera y concreta posible.
Algunas de estas preguntas pueden resultaros útiles:
∞ ¿Qué es exactamente lo que me da miedo?
∞ ¿Recuerdo cuándo empezó a manifestarse?
∞ ¿En qué me limita? Es decir, ¿Qué dejo de hacer cuando aparece?
∞ ¿En qué parte de mi cuerpo lo siento?
∞ ¿Qué es lo peor que podría pasar si se hiciera realidad ese pensamiento que me bloquea?
∞ ¿Cuáles son las consecuencias de no enfrentarme a ese miedo?
∞ ¿Y cuáles serían las consecuencias de enfrentarme a ese miedo?
∞ ¿Alguna vez me he enfrentado a él? ¿Cómo lo hice? ¿Qué resultados obtuve?
∞ ¿Conozco a alguien a quien le pase lo mismo y lo haya superado? ¿Sé cómo lo ha hecho?
∞ ¿Puedo dar un pequeño paso hacia superarlo, aunque sea muy pequeño?
Siempre nos tocará asumir una parte de riesgo, porque seguro, seguro, no hay nada. Si ese riesgo es muy alto, las probabilidades de no intentarlo también lo son, por lo que te recomiendo ir poco a poco para ir ganando confianza. Es cierto que el control total no existe, pero a medida que vamos practicando, la confianza aumenta.
Y claro que fallaremos, nos caeremos, nos equivocaremos y eso también es parte del proceso. Así aprendemos y así avanzamos, aunque muchas veces también iremos hacia atrás, pero lo importante es seguir.
Una cosa que nos frena a veces es el qué dirán, defraudar a alguien querido o recibir críticas. Aquí hay algo que está muy claro: no podemos complacer a todo el mundo. Pero podemos empezar por complacernos a nosotras mismas, actuando desde lo que realmente queremos y apoyándonos en nuestros valores.
Trabajar valores como el optimismo, la valentía, la empatía, la resiliencia, la autoconfianza, la serenidad o la superación, puede resultarnos útil.
Cuando tenemos muchas dudas, lo que más nos puede ayudar es recopilar información. Hoy en día tenemos a nuestro alcance muchas herramientas para eso, como internet. Aunque siempre podemos hablarlo con algún familiar de confianza o amigo que sepamos que nos va a escuchar y hasta puede que haya pasado por algo parecido y nos ayude su punto de vista. Y cómo no, recurrir a profesionales con quienes nos sintamos cómodas, siempre es un acierto.
Os dejo un vídeo cortito animado, que pone un poco de luz sobre los miedos haciendo énfasis en el aprendizaje y las recompensas de enfrentarlos: https://youtu.be/I_2QOCaAcy4
Un ejercicio de visualización…
Para terminar, os propongo este ejercicio: cierra los ojos y visualízate a ti misma haciendo eso que temes. Imagina que te atreves, que has dado los pasos necesarios y has conseguido superarlo. Te ha costado, pero has roto esa barrera y sonríes satisfecha. ¿Quién eres ahora? ¿Qué puedes hacer que antes no podías? ¿Cómo te sientes? ¿Qué ves? ¿Qué escuchas? ¿Qué dices? ¿Ha merecido la pena el precio que has pagado?
“Ser valiente no es la ausencia de miedo. Ser valiente es tener ese miedo, pero encontrar un camino a través de él.” – Bear Grylls –
¿Os animáis a compartir los vuestros? Estaré encantada de leeros 😉
Si preferís hacerlo por privado: maria@misendalibre.com
Por aquí también encontraréis contenido interesante: https://www.instagram.com/misendalibre/
Descarga mi ebook GRATIS
Rellena el siguiente formulario y recibe tu regalo en tu bandeja de entrada en cuestión de segundos.
2 comentarios en «Mi amigo el miedo»
Tengo la sensación desde que siento que existo de ser Feliz, muy Feliz.
Obviamente la felicidad es un estado circunstancial.
Tengo miedos, muchos miedos, que no son pocos, la lista es larga y todo los días crece y decrece.
A algunos les invito con respeto a desaparecer.
Otros insisten y conversando con ellos, sobre todo con migo mismo, se aburren y se piran.
Los miedos endémicos son los que mas me duelen y me ayudan a intentar mejorar.
Seré buen Padre?
Buen hijo?
Buen amigo, compañero y amante de mi pareja?
Estaré a la altura de mis pocos verdaderos amigos?
Profesionalmente, siempre lo di y doy todo, a lo que llego, será suficiente?
Mi mayor miedo soy yo mismo.
Y ahí te requiero María.
Gracias.
Siempre es interesante todo lo que me dices Javier, muchas gracias.
Es verdad que eres un experto en felicidad 😉 en disfrutarla y en transmitirla
Como clienta y amiga, puedo decirte que sí estás a la altura en esos ámbitos.
Y cómo no, aquí me tienes siempre dispuesta a ayudarte.
Un abrazo grande.